La Drunkorexia
Es un 'nuevo' problema alimentario, que afecta principalmente a chicos y chicas jóvenes demasiado preocupados por su imagen, obsesionados por mantenerse delgados y dar la talla en las redes sociales, que les gusta salir de fiesta pero no quieren renunciar al consumo de bebidas alcohólicas para divertirse, un producto que puede chafar sus planes de no engordar. La solución: no comer.
Querer tener las medidas
perfectas unidas a la supuesta aceptación social que tiene para los
adolescentes tomar una copa son las bases sobre las que se sustenta este nuevo
desorden alimentario. Conocido también como alcohorexia o ebriorexia, aunque lo
de menos es el nombre, Drunkorexia es un término no oficial que deriva de la
palabra inglesa drunk (bebido o ebrio) y del sufijo griego –orexia (apetencia).
Con la llegada de los fines de
semana, las vacaciones o los periodos de fiesta, los jóvenes aprovechan para
salir y beber alcohol como una forma más de diversión. En este punto, algunos
de ellos (principalmente las chicas) empiezan a preocuparse por su físico y las
consecuencias que les deja el alcohol en su figura por las altas cifras de
calorías que aporta (entre 100 y 200 según la bebida). El dilema que se
plantean entonces es ¿renuncio a beber? o ¿bebo a pesar de que engorda?
Fruto de la inconsciencia y del
capricho de la edad, los jóvenes se decantan por algo mucho peor: ni una cosa
ni la otra, es mejor dejar de comer para poder seguir bebiendo. Esto que parece
tan raro no lo es si lo extrapolamos a otro contexto. Seguro que has oído a
alguien que prefiere comer lo mínimo para permitirse ese postre que tanto le
gusta o decide saltarse alguna comida para compensar una comida anterior. Es el
mismo discurso, aunque mucho más preocupante: en este caso lo que se ha
consumido en exceso no es comida, sino alcohol.
Según los expertos, podríamos
estar ante un caso más grave que la anorexia, ya que se hace un consumo
desmedido de alcohol en un cuerpo que prácticamente está desnutrido y esto
conlleva negativas consecuencias para la salud, que van desde irritabilidad a
problemas gastrointestinales y dentales, daño hepático o incluso una mayor
pérdida de cabello.
¿Cómo tratar la Drunkorexia?
En el tratamiento de la Drunkorexia
deberá intervenir un equipo multidisciplinar, esto es, al menos un psicólogo
(para tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta errónea
adquirida), un nutricionista para restaurar el equilibrio nutricional perdido y
un médico de cabecera. Es importante valorar el problema como doble, por un
lado el trastorno de no comer, y por otro, una posible adicción al alcohol. Su
familia, su entorno, su círculo íntimo de amigos son el otro pilar del
tratamiento, ya que de ellos depende en gran parte hacerle entender al afectado
o afectada de Drunkorexia que la belleza no estriba en la delgadez de una
persona –o al menos que hay otros caminos más saludables para alcanzar una
figura estilizada de aspecto saludable.
En este sentido, el reforzamiento
de la autoestima del paciente es fundamental también para que comprenda que
tiene otras herramientas muy valiosas en su interior que le harán atractivo e
interesante de cara a los demás sin necesidad de consumir alcohol o dejar de
comer para ello. Además, hay que hacerles ver que beber puede causar problemas
serios de salud, como problemas hepáticos, hipertensión arterial, pancreatitis
y gastritis entre otros, a los que se añaden los derivados de no comer, como la
anorexia o bulimia.
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