domingo, 18 de noviembre de 2018

Padres frente a los trastornos alimenticios


¿Cómo puede ayudar la familia?

  • La familia tiene que evitar temas de conversación relacionados con la comida, el aspecto físico de la paciente o la salud de la misma. Son temas que se tratan en el grupo terapéutico.
  • Los padres son las personas que deciden los menús diarios, deben abstenerse de preguntar al paciente su opinión sobre este tema.
  • Ignorar los comentarios o protestas de la paciente, respecto a cantidades o contenidos antes, durante y después de las comidas.
  • Procurar variar los menús, para que la paciente esté mejor nutrida y evitar que pueda acogerse a determinados alimentos que pueda llegar a ritualizar.
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  • Si existen diferencias de opinión entre los miembros de la familia (respecto al trastorno), discutirlos fuera de la presencia del paciente, o posponerlo para plantearlos en el grupo terapéutico de familias o ante su terapeuta.

Cada día, las familias observan una serie de comportamientos inadecuados en los pacientes con desórdenes alimentarios. Intentan que dejen de ser agresivos, impulsivos u obsesivos. Sin embargo, estas conductas incrementan a la vez que la enfermedad se agrave. A veces se sorprenden al ver buen comportamiento y tratan de “andar a puntillas” para no estropearlo y desean que sigan así por mucho tiempo.
La familia puede participar activamente en la modificación de las conductas problema de sus hijos y ayudarles a transformarlas por otras más deseables. Ellas mantienen y agravan la enfermedad. Además existe la necesidad de un nuevo repertorio comporta-mental que les permita salir adelante:
  • Ayudando a extinguir conductas.
  •  Potenciando conductas mediante el refuerzo, el premio y la repetición.
  • Tranquilizar a la paciente y explicarle que son normales las molestias (prominencia gástrica, hinchazón facial, sudoración y otras de carácter transitorio) y la tensión psicológica que aparecen por los cambios fisiológicos que surgen consecutivos a la re-alimentación. Pronto se normalizarán.
                              

Los no de los padres

  • NO sentirse culpable. No hay padres perfectos, pero sí bien intencionados.
  • El problema que has enfrentado es muy difícil de sobrellevar y has actuado intuitivamente.
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  • Los problemas familiares son solo una parte en la historia de un trastorno de la ingesta, y además en cualquier caso lo pasado es pasado. Lo importante es saber lo que puedes aportar para ayudar a tu hija.
  • NO permitir que la comida sea un arma.

Los sí de los padres

  • Demostrar a través de actos y de palabras que se la quiere y se la respeta, pero asegurándose de que entienda que tu vida también es importante.
  • Darle la oportunidad de tomar responsabilidades en la medida que esté preparada (sin presionar prematuramente).
  • Combatir el perfeccionismo. 

Cuestionario para la detección de trastornos de la alimentación en sus hijos

1)      ¿Su hija cambia su estado de ánimo cuando está frente a un plato de comida?
2)      ¿Niega sentare a la mesa con toda la familia en los horarios habituales?
3)      ¿Ha perdido peso en los últimos meses?
4)      ¿Ha tenido cambios de peso significativos?
5)      ¿Ha tenido irregularidades en la menstruación, incluyendo la ausencia del periodo menstrual?
6)      ¿Va frecuentemente al baño después de comer?
7)      ¿Se consumen más alimentos de lo normal y le falta comida del refrigerador?
8)      ¿Era buena alumna y últimamente ha bajado su rendimiento?
9)      ¿Ha descuidado su aspecto físico?
10)  ¿Va al gimnasio de manera obsesiva?

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